El 22 de agosto, el Cónsul General Wang Jialei publicó en El Deber un artículo de opinión bajo el título "La Franja y la Ruta y la construcción de la Prosperidad Común". A continuación el texto completo de la nota:

Este año marca el décimo aniversario de la Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por el Presidente de China, Xi Jinping. Durante los últimos diez años, China ha mantenido en alto la bandera de desarrollo pacífico y cooperación de ganancia compartida. Se adhiere a los principios de apertura, sostenibilidad y honestidad. Se centra en promover la conectividad de instalaciones, el comercio sin trabas, la integración financiera y los lazos entre personas.

China se empeña por lograr objetivos de alto nivel, sostenibilidad y bienestar para los pueblos. Fomenta asociaciones económicas con los países a lo largo de la ruta. Crea conjuntamente una comunidad de intereses, futuro y responsabilidad compartidos, caracterizada por la confianza política mutua, la integración económica y la inclusión cultural.

La cooperación ha resultado en un aumento del comercio entre China y los países a lo largo de la Franja y la Ruta. Esto recuerda a lo sucedido hace 2000 años con la antigua Ruta de la Seda. En términos concretos, hablamos de un aumento de 2.070 billones de dólares, con una tasa de crecimiento anual promedio del 8%. Pero más allá de las cifras, estamos hablando de más de 3000 proyectos cooperativos. Estos han generado al menos 420.000 puestos de trabajo, cambiando vidas y liberando de la pobreza a casi 40 millones de personas.

La Franja y la Ruta, dado su éxito, ha recibido un amplio apoyo de la comunidad internacional. Ha incentivado la participación en dicha cooperación de 150 países y 30 organizaciones internacionales. No solo eso, la Iniciativa ha sido inscrita en la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, dado su alcance, efectividad y resultados concluyentes.

La Franja y la Ruta es un coro de los países a lo largo de la ruta, en lugar de un solo de China. La historia del desarrollo de la sociedad humana nos enseña que la apertura trae progresos, mientras que el cierre conduce al atraso. La cooperación de la Franja y la Ruta busca promover el flujo ordenado y libre de factores económicos, la asignación eficiente de recursos y la integración profunda del mercado a través de la interconexión infraestructural.

La Franja y la Ruta es una plataforma para la cooperación práctica internacional, en lugar de una herramienta geopolítica para China. Combina la reforma y apertura de China, especialmente su estrategia de desarrollo regional, con el desarrollo del mundo. No solo ayuda a paliar el desequilibrio regional en China, sino que también ayuda a consolidar la recuperación económica mundial. Los países a lo largo de la ruta son participantes, contribuyentes y beneficiarios por igual. La Franja y la Ruta no debe reducirse a una herramienta para la competencia política entre las principales potencias.

La Franja y la Ruta es una iniciativa de desarrollo conjunto, caracterizada por amplia consulta, contribución conjunta y beneficios compartidos, en lugar del plan de asistencia internacional de China. Los gobiernos desempeñan funciones direccionales y de servicio, como la construcción de plataformas, la creación de mecanismos y la orientación de políticas. A través del mercado se satisfacen las demandas de interés de todas las partes involucradas. Los agentes principales no son los gobiernos, sino las empresas. Los que rigen son las leyes del mercado.

La Franja y la Ruta se acopla y se complementa con los mecanismos existentes, en lugar de buscar a remplazarlos. Los países a lo largo de la Franja y la Ruta tienen diferentes dotaciones de factores, y por ende existe una fuerte complementariedad entre sí. China cuenta con una gama completa de industrias, ricas experiencias en la construcción de infraestructuras, sólidas capacidades de fabricación de equipos, ventajas en calidad y precios. La Franja y la Ruta se ha acoplado y colaborado con las estrategias regionales de los países concernientes, y se han formado una serie de proyectos emblemáticos.

Desde la firma del memorando de entendimiento sobre la construcción conjunta de la Franja y la Ruta en 2018, Bolivia y China han llevado a cabo una fructífera cooperación en los campos de energías y minerales, el financiamiento, la lucha anticovid, la construcción de infraestructuras y las comunicaciones por satélite, trayendo beneficios tangibles a ambos pueblos. En particular, China colaboró con Bolivia para combatir la pandemia y superar la crisis económica, con el abastecimiento oportuno de millones de vacunas e insumos de bioseguridad.

Las empresas chinas que operan en Bolivia han inyectado dinamismo a la economía boliviana. Recientemente, los dos países han dado pasos agigantados en la cooperación práctica. Empresas chinas como Catl y CITIC Guoan firmaron acuerdos con YLB respectivamente para explotar recursos de litio, con una inversión total de más de 2.257 millones de dólares. Las instituciones chinas pertinentes están evaluando positivamente la financiación al proyecto de refinación de zinc en Bolivia. Empresas chinas jugarán un papel destacado en el proceso de industrialización y sustitución de importaciones en Bolivia. Es mi deseo que las empresas de ambas partes aprovechen aún más el gran potencial de complementariedad económica binacional, para generar prosperidad y bienestar para ambos pueblos.